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jueves, 10 de marzo de 2011

Anabella.

Ella sale de su casa, lo primero que hace es mirar al cielo y sonreír luego empieza a caminar hacia la parada de el bus, ella, mira hacia todos los lados, precavida, todos los que la ven y la miran a la cara, notan cierta angustia en su cara, notan que en sus ojos brilla algo, creen que ese algo es miedo, de repente, ella les sonríe, con su sonrisa perfecta, se sonroja, inmediatamente a la gente se le olvidan toda huella de temor que la cara de la mujer pudiese expresar. Coje el bus, se sienta por los últimos sitios, detrás de el todo, allá donde nadie pueda analizar las muecas de dolor que produce su cara cuando el bus dobla en curvas, o se sacude en los baches, ella disimula, siempre con su perfecta y preciosa sonrisa.
Se baja de el bus, camina por la peatonal, ojea los escaparates de las tiendas, entra de vez en cuando a alguna, y porque no? se permite el capricho de comprarse algo, camina feliz, se le olvidan sus preocupaciones, sus temore, todo, se siente bien con ella misma, pasa por delante de una floristería, sonríe al oler el fresco aroma de las rosas, se sienta en un banco, frente a una cafetería, bajo la sombra de un árbol, cierra los ojos e inspira profundamente, se siente viva, plena, llena de felicidad, de repente, siente un pinchazo en sus costillas, recuerda, deja de sentirse viva, directamente, deja de sentir, ya no huele el aroma de las rosas, el dolor se presenta en la cara de ella, la gente le mira, ella sonríe a la gente para esconder su dolor, camina otra vez, con su perfecta sonrisa y finge cara de felicidad, camina hacia la parada de el autobús, mucha gente se cruza con ella, mucha gente le sonríe y ella devuelve la sonrisa, mucha gente la mira a los ojos. Nadie se detiene, ya que la gente solo mira por si misma. Si la gente se hubiese parado a mirar a Anabella, si la gente se hubiese tomado la molestia de mirarla a los ojos e intentarla comprenderla.. si la gente simplemente se hubiese tomado la molestia de decirle ¿qué tal?.. Ella seguiría con nosotros..
Anabella ese día volvió a su casa, Y como día tras día, ella preparaba la cena a su marido, preparaba el baño, ponía todo en su sitio, todo para que esté perfecto, pero como cada noche a las nueve, su sonrisa era tapada por llantos, su marido encontraba algo que no estaba a su agrado, y toda su rabia la descargaba en ella.
Pero no era la primera vez que los llantos de Anabella inundaban la casa.. no era la primera vez que ella sentía pinchazos en las costillas, no era la primera vez que se sentía al filo de la muerte, no era la primera vez que su marido la maltrataba..
Ella fué fuerte, durante nueve años, el cuerpo de Anabella, por fin, se dió por vencido, se casó de luchar.. Anabella simplemente se cansó.

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